Egoistas, inmortales y viajeras

La primavera de 2025 presentaba este famoso bioquímico español (Carlos López-Otín) uno de sus libros, divulgativo sobre salud: “la levedad de las libélulas”. Esa charla pasó por Cáceres y la pude ver. Me sorprendió la sala tan llena, y que lo que hablaba no fue “ciencia dura” sino una colección de anécdotas. A veces relato de encuentros imaginarios entre figuras de ciencia antigua que confrontaban puntos de vista (cada uno propio de su tiempo) y con ello el oyente aprendía de la evolución de las ciencias médicas. Todo ello salpicado de referencias culturales, a cuadros (que revelan algo de su tiempo) o a músicas.

Al salir de la charla, compré “la anterior” de sus publicaciones: “Egoistas, inmortales y viajeras”, que puede ser más técnico; trataba del cáncer, su complejidad y sus vías de tratamiento. En la lectura se van descubriendo las causas del proceso y con ello la realidad de ciertas terapias más modernas y personalizadas.

Como profesor de ciencias me parece un libro interesante, que si tienes una base de “lo que se aprende en bachillerato de ciencias de la salud”, puedes entender y te interesará.

Se ha progresado muchísimo en los últimos 40 años en el entendimiento de esta enfermedad. La base de entenderlo es que el CÁNCER son células de nuestro cuerpo, que acumulan mutaciones (errores de copia del ADN de los cromosomas). Esos fallos a veces son provocados por agentes tóxicos, radiaciones, raramente virus, y también raramente son heredables.

El enorme progreso de la genética (en el año 2000 se logró secuenciar el genoma humano) es fundamental para entenderlo todo. Hoy se pueden descubrir cuántas mutaciones hay y en qué genes, con ello se ven las vías de salud que no funcionan y los espacios de vulnerabilidad que aprovechan estas “células nuestras, traidoras”.

Somos seres pluricelulares, por tanto desde nuestro origen hay una alianza entre grupos de células en la que cada grupo hace una función (tejidos) y se tienen que comunicar para coordinar. Ésto lo aprovecha el cáncer falseando señales, por ejemplo la de cuándo una célula debe reproducirse, cuándo debe morir (porque acumula muchos errores). Falsea también el “reloj biológico” que dice el número de veces que se puede dividir, y con ello una célula se hace inmortal.

Hay genes que son “precancerígenos”, llamados oncogenes y esas son por tanto “regiones críticas”, si sucede en ellas un error . Hay otros que son supresores tumorales, guardianes de nuestro genoma y evitan el cáncer (proteína p53 por ejemplo).

Si sabemos más de bioquímica podemos ver ejemplos de procesos celulares que se afectan. Nos cuentan que muchos de estos genes con errores usan señales sencillas como añadir o quitar grupos fosfato (fabrican encimas quinasas y fosfatasas). A veces afectan a proteínas de membrana a las que llegan señales que harán efecto en el interior de la célula y así se activan ciertas rutas metabólicas.

Se cuentan 10 claves que cumplen todos los cánceres, enunciadas en 2011, guían y sintetizan los enormes progresos en la investigación de esta enorme y variada enfermedad (Capítulo 8: La esencia del mal) . Entre ellas, además de la proliferación celular, el freno a los inhibidores de la replicación celular, la resistencia a la eliminación de células con daños que suele hacer nuestro organismo, pasa a lo que es la aparición de células inmortales. Y que son invasivas, que se benefician de los procesos de inflamación (defensivos) y que con ello invaden y se adaptan al “ecosistema cambiante” de otros tejidos en los que asentará. Son por ello muy inestables sus genomas, porque tienen gran capacidad adaptativa.

Gastan mucho estas células en eterna división, y con ello incluso crean rutas metabólicas diferentes a las normales, más rápidas para reproducirse con más frecuencia.

Complejo de resumir. Pero el libro va paso a paso y es entendible, anecdótico y realista. Hay cánceres que no se curan. Pero muchos que sí, y con tratamientos menos agresivos que los de hace años. La ciencia avanza y muchas personas nos beneficiamos de ello.

También nos enseña el libro sobre las dificultades de investigar, el uso de modelos animales y la experimentación con ratones, pero también el desarrollo de cultivos celulares y lo que eso ha ayudado. Todo ello salpicado de nombres personales, de pacientes que a veces alargaron su vida gracias a avances. Visión sabia con esperanzas realistas. Bonita lectura de ciencia.

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